“Un
ser materno donde se duerma el corazón.
Un
lecho a la sombra del torbellino de enigmas.
Una
mano que acaricie los latidos de la fiebre.“
Vicente Huidobro
“Tu
escondite no es hermético.
La
vida se cuela por todas partes.
Estás
obligada a reaccionar.“
Ingmar Bergman
Vera
Glez dirección
artística
Javier
Jiménez dirección
manipulación
Jason
Guerra ayudante
de dirección
Esther
d´Andrea, Lucas Escobedo y Vera Glez actores /marionetistas
Gavin
Glover Potato Room Productions y La Société de la Mouffette creación de marionetas
Juanjo
Llorens diseño
iluminación
Iñaki
Rubio diseño
sonoro
Alex
Cachinero y Molina FX construcción
escenografía
Nuria
Gondiaz diseño
gráfico
Pedro
Gato fotografía
Ana
López vestuario
DURACIÓN APROXIMADA 60 MINUTOS.
MQVE-AWARD 2015 (More Quality Visual Theatre for Europe).
PREMIO CENIT 2015 “Mejor puesta en escena”.
RED DE TEATROS ALTERNATIVOS 2014.
Seleccionados PROGRAMA PLATEA (INAEM).
SINOPSIS
Ovidia y Sr.Topo son gemelos anómalos, en
tanto que mujer y hombre, los dos han sido creados en la “Placenta de humanos”,
y es exactamente ahí donde tendrá lugar el fatal accidente que marcará sus
vidas (naciendo ella con dos corazones, el suyo propio y el de su hermano, y
dejando al Señor Topo en la más pura apatía emocional).
Lejos de ser una ventaja, esta “dispar
perspectiva” que aumenta o disminuye como una lupa su sensibilidad, es un
seguro de incomunicación e incomprensión que les conducirá a distintas formas
de aislamiento como única solución para encontrar su lugar dentro de la
estructurada ciudad.
Ovidia lo asumirá sin más remedio que
refugiarse en su habitación, para no sucumbir ante la belleza y el horror
exterior. Motel que comparte con Sr.Sapo, dueño del establecimiento, con el que
mantiene una singular relación desde hace años. Pero su escondite no es
hermético, la vida se le cuela por todas partes y está obligada a reaccionar.
Señor Topo acaba de trasladarse al motel
del extrarradio donde vive su hermana; después de una eternidad separados.
Emprenderán con este “encuentro” el viaje
hacia el resto de sus vidas...
COEURS EN TRANSIT
Formalmente Ovidia basa su contenido en la
mezcla de realismo poético y tragedia bukowskiana; creando en el espectador una
sensación de claustrofobia que sólo podrá superar cuando irrumpa Señor Sapo con
su comedia absurda.
Bajo la mezcla de estos estilos se oculta
el tema principal del espectáculo: la inadaptación social; seres a los que su
particular carácter les aparta de la sociedad, incapacitándoles para
interactuar con el medio al sentirse sobrepasados de emociones, hasta por los
acontecimientos más cotidianos.
Particularidad que justificamos con “el defecto
físico” de nuestra protagonista, con el hecho de tener dos corazones, con su
correspondiente amplificación emocional.
La confusión y el disparate en el que
viven, deberá también sentirla el espectador. Apoyaremos en todo momento estos
conceptos dejando que el sonido y la iluminación jueguen también ese papel, que
subrayen, pinten, nos guíen.
Podemos hablar de Ovidia como de “tragedia
de rescate”; ambos protagonistas se ven enfrentados de manera misteriosa e
inevitable contra el destino, pero en este caso se mueven hacia un desenlace
que, lejos de ser fatal, es la única salvación posible; aun siendo sacrificados
de esta manera a esa fuerza que se les ha impuesto desde su concepción.
Nuestro relato se acerca naturalmente al
mito; de tiempo y espacio indefinidos, narración exagerada y de protagonista
con cualidades semi-fantásticas.
ESCENOGRAFÍA
La acción transcurre en un motel
abandonado, un sitio que antiguamente tenía su clientela pero que, desde que
construyeron la autopista, está desierto (como desértico también es el paraje
donde se encuentra).
Lugares de una abundante carga narrativa,
donde las historias traspasan los ladrillos y no hay nada que las camufle; ni
luminosos, ni arquitecturas fascinantes, ni el ansia comercial del acomodado,
ni los turistas. La diferencia entre su idiosincrasia y la de una calle del
centro de la ciudad es que aquí todo es real, mientras que en el núcleo el
individuo está en peligro porque todo es un engaño y no sabe por dónde le
vienen.
Escenográficamente algo parecido a lo que
la americana Tracey Sneling hace en sus maquetas, representaciones a pequeña
escala de decadencia, de edificios
Abandonados, de paisajes inquietantes que evocan los humores de los
lugares Figurados.
MARIONETAS
Para los personajes principales combinamos
dos escalas: una con títeres de 80cm y otra mucho más pequeña, con muñecos de
apenas 35 cm. Esto no es más que un recurso de cine adaptado al teatro, por el
cual creamos dos planos: uno general del exterior del motel, y el otro mucho
más cerrado para representar la habitación de Ovidia y la recepción.
La técnica de manipulación utilizada en los
tres títeres principales es la de varillas, o lo que corrientemente se llama
“de mesa”, con mecanismos de boca y movimiento de cabeza. Muñecos de
construcción compleja en contraposición con los utilizados en el resto de
imágenes, construidos de tela, guata, pelucas, etc…toda una suerte de
materiales elegidos porque nos ayudan a trabajar con el simbolismo.
Para la construcción de los tres títeres
principales hemos contado con la colaboración de Gavin Glover, marionetista
inglés afincado en Bruselas con una larga trayectoria profesional, primero con Faulty Optic y desde
hace unos años en solitario con su productora Potato Room. Sus criaturas
inquietantes se caracterizan por hacernos olvidar la frontera entre la ficción
y lo real.
El resto de muñecos han sido creados por
los miembros de la compañía, como resultado de la experimentación con
materiales, luz y manipulación.
Un universo de seres que constituyen la
complejidad de las diferentes atmósferas del espectáculo.
DISEÑO SONORO
La concepción musical será más que un grupo
de composiciones, una suerte de mapa sonoro. Hablamos de los sonidos que les acompañan
en su día a día, y que subrayarán esa atmósfera, que por otra parte el público
reconocerán como propios. Las cañerías, el ruido del tráfico, una lavadora,
cantosde pájaros, etc.
“En el universo acústico de
Ovidia Coeurs en Transit el número tres juega un papel fundamental.
Tres son los paisajes
sonoros que convergen en el motel del señor Sapo, divididos a su vez en tres capas:
sonidos fundamentales (que crean el temperamento del espacio y no
necesariamente se escuchan a nivel consciente), señales acústicas (claramente
audibles) y marcas sonoras (sonidosque dan una dimensión afectiva al espacio).
Estos tres paisajes sonoros
(el exterior del motel, los interiores y las pesadillas de Ovidia) comienzan su
viaje de manera individual y separada, pero, a medida que avanzamos en la
historia, van aproximándose más y más hasta el punto de colisionar en un único
paisaje sonoro: una feroz tormenta.
El enfoque para cada
paisaje sonoro tiene un lenguaje específico y diferenciador. Para los
exteriores la aproximación es realista, descriptiva y sólo sigue la acción en
los ciclos día/noche. De esta manera, este paisaje parece que deliberadamente
no sigue la acción dramática, sino que permanece impasible, transmitiendo una
sensación de soledad y de lejanía.
Para la habitación de
Ovidia el enfoque está a medio camino entre lo realista y lo absurdo, y su
paisaje sonoro a veces se parece a un cuadro de Magritte. A través de sonidos
de tuberías, desagües, cadenas de váter, un acordeón respirando, el compresor
de un congelador, etc. se busca crear un espacio ambiguo, que a ratos parece el
camarote de un barco y a ratos una habitación inhóspita.
Por último, en las
pesadillas de Ovidia se reflejan y desvirtúan todos esos sonidos
característicos de su habitación para crear el paisaje sonoro de un vientre
materno.
Un hidrófono recogiendo
desde una pecera todo lo que suena en su
habitación es el principal responsable de este efecto.
Cierra estos tres paisajes
una canción, que si bien se va desarrollando poco a poco conforme la historia
va evolucionando, no es hasta la despedida de Ovidia que la escuchamos en su
total esplendor.”
IÑAKI RUBIO
LA LUZ
Una luz que nos conduce de la mano por el
espectáculo, con la delicadeza de quien es consciente de que nos adentra en un
sendero abrupto, sendero compuesto de distintos planos físicos y emocionales.
Cuidando con una delicadeza extrema la figura y las transiciones.
“En cuanto me contaron la
historia por primera vez, me surgió la primera gran duda: ¿cómo voy a
transmitir todo este mundo de emociones
en un medio tan difícil como es el del títere, sin grandes espacios y sin
grandes medios con los que disponer? La respuesta fue rápida: con mucha
imaginación y haciendo una regresión en mi trabajo, volviendo a los orígenes.
Existe una enorme
complejidad a la hora de iluminar este tipo de espectáculos, donde el
protagonista es el muñeco y no el manipulador, donde nos enfrentamos al mundo
de las sombras que puede producir el actor/manipulador al intentar dar volumen
a los muñecos; y al reto de intentar ocultar lo máximo posible al manipulador,
todo ello sin perder la expresión de la máscara del muñeco.
La escenografía nos propone
dos espacios: por un lado la fachada y exterior del motel, donde juegan
nuestros actores y personajes cuando están en el exterior; y por el otro el
techo del mismo, que se utiliza como mesa de manipulación, y que gira sobre un
eje central.
Pero lo que más me atraía
como iluminador era la luz en la que Ovidia, como personaje, nos sumerge y nos
envuelve para contar su historia desde
su mundo rebosante de emociones.
Por un lado tenemos que
reflejar el espacio de Sr. Sapo, el
motelero. Aquí he utilizado un color cálido, sepia, para transmitir la
decadencia de un lugar envejecido por el aburrimiento y por la inactividad de
sus servicios.
Por otro lado, tenemos el
mundo onírico en el que ella se adentra continuamente, huyendo de la realidad,
sueños que plasmo utilizando un mundo de luz, de fantasía, con muñecos que
llevan luz propia y son el centro de sus emociones, combinándolos en algún
momento con tonos azules que pinten los sueños.
Cuando estos mismos
momentos se convierten en dudas y miedos, y comienza a girar el espacio, la luz
torna a tonos mohecimos, inquietantes, que hacen que Ovidia nos cuente la
opresión que está viviendo, buscando su lado más terrible con una luz
contrapicada sobre su cara, produciendo
su sombra sobre el inmenso infinito en el que está sumergida, y marcando sus
rasgos con su propia sombra.
Y finalmente, la realidad
de la que huye y no domina, que es la convivencia con su hermano, su alter ego.
En este caso, he trabajado con gobos que nos provocan claroscuros sobre los
personajes, envolviéndolos en las sombras y luces de su desdoblamiento de
personalidad, y que van acompañados de una luz de calle en tonos fríos donde
los mismos muñecos buscan el refugio de la sombra, que generan uno sobre el
otro, para descansar de sí mismos.”
JUANJO LLORENS
Aucun commentaire:
Publier un commentaire